En este blog tenemos debilidad por la primera página de las grandes obras escritas (quién no lee con deleite la primera página de La Biblia, La Metamorfosis o Moby Dick, por poner ejemplos heterogéneos); tenemos debilidad por los créditos iniciales de las grandes películas (quién no tiene impreso en la retina los créditos de Vértigo, El Tercer Hombre o tantos otros); debilidad por las apariciones de los protagonistas en la trama (esa primera impresión maravillosa que causa, por ejemplo, Madame Bovary o El Padrino)... promesas de lo por acontecer, perlas geniales de creación condensada... Tal vez un día nos animemos a publicar un blog dedicado exclusivamente a el asunto de los inicios. Es una gran idea. A analizarlos y estudiarlos.
De momento un aperitivo: estos créditos de delicada armonía y tremenda modernidad (1964) que narran el acoplamiento sexual de la vanguardia tecnológica del ser humano en ese momento. Genial, como siempre, nuestro eterno Kubrick.
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