Encargué el presente informe sobre la salud en el mundo en respuesta a la necesidad expresada por los países ricos y pobres por igual de una orientación práctica sobre las formas de financiar la asistencia sanitaria. El objetivo era transformar la evidencia, obtenida a partir de estudios realizados en varios entornos, en una lista de opciones para la obtención de recursos suficientes y para la eliminación de las barreras económicas al acceso a los servicios sanitarios, especialmente en el caso de los pobres. Como el subtítulo indica, hemos dado una clara prioridad al avance hacia la cobertura universal, un objetivo que se encuentra en la actualidad en el centro de los debates sobre la prestación de los servicios sanitarios.
La necesidad de una orientación en esta área es aún más acuciante en un momento que se caracteriza por la recesión económica y por unos costes crecientes de la atención sanitaria, ya que la población envejece, aumentan las enfermedades crónicas y se dispone de tratamientos nuevos y más caros. Como queda bien señalado en este informe, la presión gubernamental para tomar decisiones políticas acertadas aumenta en respuesta a la creciente demanda pública de acceso a una atención médica asequible y de alta calidad.
En un momento en el que el dinero escasea, mi consejo para los países es el siguiente: antes de buscar de dónde recortar el gasto de la asistencia sanitaria, hay que buscar opciones que mejoren la eficiencia. Todos los sistemas sanitarios, en todas partes, podrían hacer un mejor uso de los recursos, ya sea a través de prácticas de contratación mejores, de un mayor uso de los productos genéricos, de mejores incentivos para los proveedores o de una financiación y procedimientos administrativos simplificados.
Este informe calcula que entre el 20% y el 40% del gasto sanitario total se pierde por la ineficiencia y señala 10 áreas específicas en las que unas políticas y prácticas más adecuadas podrían aumentar el impacto de los gastos, a veces de manera espectacular. La inversión de estos recursos de forma más sensata puede ayudar a los países a acercarse mucho más a la cobertura universal sin aumentar el gasto.
En cuanto a la ruta de acceso a la cobertura universal, el informe identifica la continua dependencia de los pagos directos, incluidas las cuotas de usuario, como el mayor obstáculo para el progreso. Numerosas pruebas demuestran que la recaudación de fondos a través del prepago es la base más eficiente y equitativa para aumentar la cobertura de la población. En efecto, dichos mecanismos significan que los ricos subsidiarían a los pobres y los sanos a los enfermos. La experiencia demuestra que este planteamiento funciona mejor cuando procede de un gran número de personas, con la consiguiente mancomunación de los fondos para cubrir los costes de la asistencia sanitaria de todos.
Nadie que necesite asistencia sanitaria, ya sea terapéutica o preventiva, debe arriesgarse a la ruina financiera por ello.
Tal como muestran los datos, los países necesitan fondos estables y suficientes para la sanidad, pero la riqueza nacional no es un requisito previo para avanzar hacia la cobertura universal. Países con niveles similares de gasto sanitario alcanzan unos resultados de salud sorprendentemente dispares en comparación con sus inversiones. Las decisiones políticas ayudan a explicar en gran medida esta diferencia.
Al mismo tiempo, ninguna combinación de decisiones políticas funcionará bien en todos los entornos. Como advierte el informe, cualquier estrategia eficaz para la financiación sanitaria debe ser de cosecha propia. Los sistemas sanitarios son sistemas complejos adaptables y sus componentes pueden interactuar de maneras inesperadas. Al hacer referencia a los fracasos y reveses, así como a los éxitos, el informe ayuda a los países a que se anticipen a las sorpresas desagradables y las eviten. Los compromisos son inevitables y las decisiones tendrán que encontrar el justo equilibrio entre la proporción de la población cubierta, la oferta de servicios incluidos y los costes que se deben cubrir.
Sin embargo, a pesar de estas y otras advertencias, el mensaje general es de optimismo. Todos los países, en todas las etapas de desarrollo, pueden adoptar medidas inmediatas para avanzar más rápidamente hacia la cobertura universal y mantener sus logros. Los países que adopten las políticas correctas pueden lograr una mejora notable de la cobertura de los servicios y de la protección contra los riesgos financieros para un nivel de gastos determinado. Deseo sinceramente que las experiencias y los consejos prácticos que figuran en este informe guíen a los responsables políticos en la dirección correcta. La lucha por la cobertura universal es un objetivo admirable y viable para todos.
Dra. Margaret Chan, Directora General Organización Mundial de la Salud
Ahí lo tenéis. La mismísima Directora General de la OMS diciendo que "las políticas correctas pueden lograr una mejora notable de la cobertura de los servicios". Toma ya!!!!!
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