En los últimos años se ha puesto de moda entre periodistas y académicos comparar la Rusia de Vladimir Putin con el gobierno de la Unión Soviética de Stalin. Aunque ciertamente existen paralelismos la realidad es mucho más sutil y compleja. En su última columna de opinión el líder opositor Gary Kasparov ofrece una mirada detallada de cómo Putin ha adaptado el sistema de justicia de Stalin.
Las recientes declaraciones sobre cómo el ambiente del año 37 está siendo restablecido en Rusia tienen en cuenta las características específicas de nuestra época y la mentalidad del gobierno ruso, que carece de cualquier tipo de ideología. Intimidar a la población para que viva en un estado constante de miedo sigue siendo la base para la supervivencia de cualquier dictadura aunque esta esté modernizada. Sin embargo, el mundo actual en permanente cambio, en el que los dictadores corruptos invierten el dinero robado de sus propios países en productos de ingeniería financiera y en mercancías de las democracias occidentales que ellos mismos odian tanto, requiere un enfoque nuevo y más humano.
Durante los años de la Gran Purga la máquina judicial de Stalin, impulsada por la conveniencia revolucionaria y dirigida por el incansable e innovador Andrey Vyshinsky que expiaba los pecados de su juventud como Procurador General de la URSS, rompió decisivamente con reliquias de los derechos burgueses tales como la presunción de inocencia. Según Vyshinsky la confesión de un arrestado constituía una prueba suficiente para dictar un veredicto de culpabilidad y la capacidad de los verdugos de la "NKVD" para obtener confesiones era, al menos, tan bueno como la de sus colegas de la Gestapo. Si las fantásticas confesiones extraidas bajo tortura se correspondiesen, aunque fuera un poco con la realidad, las actas de los interrogatorios de la época podrían inspirar buenas novelas de aventuras y detectives.
Hoy en día el sistema judicial de Putin está humanizando este creativo "proceso de producción". Nadie ha anulado oficialmente el principio de la presunción de inocencia y la extracción de confesiones de los sospechosos ya no es una práctica sistemática (aunque los métodos de nuestro antepasados, como es natural, no se han olvidado). Pero el principio estalinista de "las agencias no cometen errores" ha resultado ser extraordinariamente resistente. El porcentaje de absoluciones es, paradójicamente, mucho menor en la Rusia contemporánea que durante la década de los 40.
La principal innovación del sistema judicial de Putin es la aceptación de cerca del 100% de sus jueces de cualquier afirmación hecha por la fiscalía. En los casos penales y administrativos la opinión de "un hombre de uniforme" siempre tiene más peso que cualquier testimonio de los testigos o, incluso, que pruebas en vídeo presentadas por los abogados de la defensa. (...) Y el caso contra Riot se ha demostrado que las fantasías de los fiscales de Putin tienen la misma altura metafísica que sus geopolíticas. La acusación, que apesta a ignorancia medieval, sintoniza lógicamente con el argumento de que los "blasfemos" se deben mantener en detención prolongada debido a la "evidente" relación entre sus actividades profanas y los actos de terrorismo contra los clérigos musulmanes en Tatarstán.
En un futuro próximo, a raíz de los legisladores que han caído en esta cólera defensiva, la máxima autoridad judicial en Rusia va a tener que aumentar su base teórica para poder justificar la aplicación de la nueva ley. El Presidente de la Corte Suprema, Vyacheslav Lebedev, recientemente reasignado por Putin, independientemente de su avanzada edad, así como el Presidente de la Corte Constitucional, Valery Zorkin, que está haciendo todo lo posible para expiar su "pecado" de apoyar a la constitución vigente durante la crisis del otoño de 1993, están perfectamente preparados para justificar el principio universal de justicia de Putin: "Un hombre con uniforme siempre tiene razón".Esta racionalización permite reducir la cantidad de tiempo inútil empleado en los tribunales, donde jueces idénticos con las mismas impasibles expresiones faciales muelen monótonamente cualquier convicción bajo el dictado del gobierno.
Traducción del ruso al inglés por theotherrussia.org. y al español por Fernando Fortuño Citoler
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