No tenemos perdón: Antoine d'Agata busca su sitio

viernes, 4 de mayo de 2012

Antoine d'Agata busca su sitio

Antoine d’Agata nace en Marsella en 1961 y es uno de los fotógrafos de Magnum. Su historia tiene tintes míticos: no comienza su carrera como fotógrafo hasta cumplir los 30. Sus principales motivos fotográficos, la droga, la prostitución y, en general, el mundo de la noche, marcan su obra, llena de personajes sórdidos, borrosos, desdibujados, deambulando por escenarios desolados.



Él mismo se encarga de alimentar su leyenda cuando se le pregunta por su "mundo":
La abstracción de mis imágenes nació porque empecé a hacer con la cámara lo mismo que hacia sin ella: vivir la noche y consumir substancias que alteraban la consciencia. Durante años hice fotos en las que apenas se distinguía nada. Pero, poco a poco, aprendí que aquello podía convertirse en un lenguaje para abrir espacios de percepción.


Camino personal. D´Agata afirma que recorrió un largo camino, pues su posición, al principio, era clásica, documentalista: "Simplemente miraba el mundo". Este punto de partida lo tomó de  su aprendizaje con Larry Clark y Nan Goldin. Sin embargo, empezó a experimentar hasta encontrar la forma de arbitrar los recursos y principios fotográficos para llegar al "documental subjetivo", implicado él mismo en el documento gráfico:
Miraba a la gente de mi entorno, prostitutas, drogadictos... Pero, en un momento dado, empecé a fotografiar situaciones en las que participaba: escenas de sexo, drogas... Sin embargo, seguía estando insatisfecho. No estaba al cien por cien porque era actor y fotógrafo a la vez. Ahora pido que me hagan fotos, me libero del rol de fotógrafo y me convierto en actor al cien por cien. Esto supone renunciar a tomar decisiones fotográficas pero esas personas saben que esas fotos son por y para mi y, por ese pacto, me las regalan.
La fotografía es un medio directo, haces el trabajo mientras lo vives. Eso lo cambia todo: tu vida, tu experiencia, el modo en cómo influyes en el entorno... Al influir, así, en todo, tu cambia vida. Mi trabajo no consiste en mirar el mundo sino en buscar un modo de estar en él.


Dualidad. Así pues, en su obra se enfrentan la visión documental y la subjetiva. Esta tensión es el resultado de su compromiso con su forma de sentir la fotografía. No encuentra sus motivos casualmente sino que los selecciona con premeditación: aborda de forma personal y documental, a la vez, situaciones fuera de control y caóticas. Al no creer en la realidad objetiva, única se ve obligado a construir la suya propia:
Con la fotografía cambio el mundo, no de un modo político, pero si de un modo existencial, dando  representación a personas que no tienen visibilidad, o si la tienen, es de una manera estereotipada.
El público piensa que mi trabajo es un diario íntimo pero no es así. Desde el principio me interesé por la historia de la fotografía, por la tradición documental. Siempre fui consciente de lo que quería y de que mi fotografía era, más que un gesto autobiográfico, un modo de posicionarme, un acto militante, la manera más justa de practicar el documentalismo. Pero no como documentalismo objetivo, que no creo en él,  y no creo no porque no se pueda documentar el mundo sino porque es una obligación moral y la única forma justa de hacer documentalismo, actuar en las situaciones que fotografío.

De hecho, D´Agata rechaza las numerosas ofertas de museos y galerías porque no quiere traicionar su compromiso e implicación con el documentalismo. Y desde la premisa de que la fotografía es el único medio artístico que obliga al autor a confrontarse con el mundo, intenta llevar hasta el final esa lógica e implicarse totalmente con lo que fotografía.

Fotografía autobiográfica. Antes de empezar a fotografiar viajó durante doce años por el mundo y cuando tomó la primera fotografía "mi vida ya estaba hecha". Tras su etapa académica en Estados Unidos  estuvo cuatro años sin tomar fotos:
La fotografía no fue el pretexto para vivir de una determinada manera, fue una herramienta para vivir con más intensidad. No es una imagen de mí, soy yo mismo. Actuar, existir, ser... en el acto fotográfico es tan importante como la mirada. 
El espectador de la obra. D´Agata no piensa en el espectador de su obra. Él es el espectador. Construye para sí un mundo personal sin tabúes que, de tener en cuenta al espectador, se desmoronaría porque entrarían en juego conceptos como el pudor, la vergüenza o la obscenidad. Lo cual no quiere decir que se limite a la expresión renunciando a la comunicación pues sabe que la visión que construye tiene como destino al público. Todo esto es posible evitando la presencia del público en un plano consciente en el momento de la "acción" fotográfica.


El precio. "Un artista auténtico ha de pagar con su cuerpo, con su muerte". Para d´Agata la fotografía no es un juego sino un modo de ejercer su libertad. Nace de la necesidad de impulsar las cosas hasta su extremo, de comprometerse. Por eso ha hecho de sí mismo el material de su propia obra, "para no olvidar que cada gesto, cada movimiento, cada acto me incumbe".

Introspección. Al principio la fotografía fue, también, una manera de descubrirse y de tomar cierta distancia: "Llevaba diez años de mala vida y me resultaba difícil tomar conciencia de ciertos aspectos de mi mismo". A menudo el público no entiende sus imágenes porque incluso en los lugares más oscuros y sórdidos hay espacio para la luz. Pero su visión es más oscura. En sus fotografías la luz no tiene cabida. El espacio oscuro que ve en sus motivos fotográficos es un reflejo de si mismo. Hoy, aunque su fotografía ha ganado nitidez, sigue diciendo que "no quiero mirar dentro de mi mismo porque tengo miedo", pues su mirada sigue descubriendo nuevos espacios oscuros.

Salvar el alma y el bolsillo. La fotografía fue, además, un modo de sostenerse, de seguir adelante en los momentos en los que estaba "emocionalmente muy cansado". Más tarde se dio cuenta de que con la fotografía podía ir más lejos, que le abría puertas que nunca habría podido abrir sin ella... hasta llegar su incorporación a la agencia Magnum, donde practicar su forma extrema de documentalismo "dentro de este lugar tan importante de la tradición documental, es una estrategia y un privilegio; otorga a mi trabajo una perspectiva justa".

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