No tenemos perdón: Saul Leiter

miércoles, 2 de mayo de 2012

Saul Leiter

Saul Leiter es fotógrafo y pintor. Sus primeros trabajos, en los 40 y 50, fueron una importante contribución a la Escuela de Nueva York. Nació en Pittsburgh, Pennsylvania, en 1923. Su padre era un conocido talmud (erudito) y Saulo estudió para ser rabino. Su madre le regaló una cámara Detrola a los 12 años.

Cámara Detrola de los años 50

A los 23 deja la escuela de teología y se muda a Nueva York. Le interesaba la pintura y tomó contactyo con el expresionista abstracto Richard Pousette-Dart. Eugene Smith animó a Saúl a probar con la fotografía que empieza a hacer fotos con una Leica 35 mm. En el 48 se inicia en la fotografía a color. Se asocia con otros fotógrafos, como Robert Frank y Diane Arbus, y ayuda a formar, en los 40 y 50, lo que Jane Livingston llama la Escuela de Nueva York.


Mítica Leica M3, de los años 50

Sus primeras fotografías en blanco y negro muestran a un Saul con un extraordinario don para el medio. Edward Steichen incluye en 1953 fotografías suyas en la exposición Always the Young Stranger en el Museo de Arte Moderno y a finales de los 50 el director de arte Henry Wolf publica un trabajo de Leiter en la revista Esquire y, más tarde, en Harper’s Bazaar. Leiter trabaja como fotógrafo de moda los siguientes veinte años publicando en Show, Elle, el Vogue británico, Queen y Nova.

La contribución de Leiter a la fotografía es enorme. Sus formas abstractas y composiciones innovadoras tienen una calidad pictórica que destaca entre la obra de sus contemporáneos de la Escuela de Nueva York. Tal vez se deba a que Leiter continuó trabajando, a través de los años, como fotógrafo y como pintor: su sensibilidad pictórica alcanza a sus fotografías de desnudos en los que aplica aguadas y acuarela.

Martin Harrison, autor de Saul Leiter Early Color, escribe: 
La sensibilidad de Leiter lo puso fuera de los enfrentamientos viscerales asociados a fotógrafos como Robert Frank o William Klein. En su lugar, la cámara siempre da una forma alternativa de ver, una elaboración de los acontecimientos e interpretación de la realidad. Buscó los momentos tranquilos de la humanidad en la vorágine de Manhattan, forjando una visión urbana única entre las más inverosímiles circunstancias.
La obra de Saúl tiene un lugar destacado en el libro Escuela de Nueva York, de Jane Livingston, y en Appearances: Fashion Photography Since 1945, de Martin Harrison. Su obra se encuentra en muchas  colecciones públicas y privadas. En 2008 la Fundación Henri Cartier-Bresson en París monta la primera exposición de Leiter en un museo europeo. A Leiter le representa la galería de Howard Greenberg de Nueva York.
No soy seguidor del feismo. Respeto cierta noción de belleza a pesar de que para algunos es un concepto pasado de moda. Algunos fotógrafos piensan que al retratar la miseria humana están tratando con seriedad un problema. No creo que la miseria sea más profunda que la felicidad.
Para construir una carrera y tener éxito, uno tiene que tener determinación, tiene que ser ambicioso. Me gusta beber café, escuchar música y pintar cuando me da la gana.
Saul Leiter
Entrevista

Saul Leiter: El Iconoclasta silencioso

Saul Leiter ha redefinido los parámetros de la fotografía callejera desde 1940. Su obra, tanto en blanco y negro como en color,  exhibe desde el inicio de su carrera una gramática visual diferente alejada de modas y tendencia: perspectivas dinámicas, comprimidas, y una predilección por romper el encuadre de maneras impredecibles y emocionantes. Su trabajo en color, que pasó desapercibido durante décadas, es quizás aún más radical en su ritmo asimétrico y en las tonalidades desafiantes e insaturadas inspiradas por Johannes Vermeer.

El trabajo de Leiter se distingue, además, por su indiferencia ante los momentos decisivos de las relaciones humanas. De hecho, Leiter podría ser considerado como el maestro del momento "indeciso", los momentos "de-entre", en que nada de mucha importancia parece estar sucediendo pero que resuenan con un profundo y sobrio sentido de drama interior. Leiter es uno de esos maestros de la fotografía subestimados y un testimonio de la máxima de que los más grandes artistas son, a menudo, los más humildes y autocríticos. Su obra en blanco y negro fue presentada en el libro "La Escuela de Nueva York" y sus imágenes de color en Saul Leiter Early Color (color temprano). Nacido en Pittsburgh, Pennsylvania, tiene su residencia en Nueva York, donde vive desde 1946 . 
  • La mayoría de las descripciones de su obra en color se refieren a su afinidad con la pintura. ¿Aunque pueda ser cierto, se cansa de oír eso? 
  • No. Lo interpreto como un cumplido.
  • Usted tiene afiliación con la Escuela de Nueva York pero supongo que nunca se sintió parte de ninguna escuela o movimiento.
  • Así es.
  • ¿Quiso usted asociarse con alguno de los fotógrafos de la Escuela de Nueva York?
  • Yo admiraba desde hacía tiempo la obra de Louis Faurer. Pensaba que era extraña. Había una especie de poesía y rareza en su obra que me atrajo. Admiraba también la obra de Robert Frank. Creo que es un gran fotógrafo ¿Qué se puede decir de él? Su trabajo es poético y hermoso. Un día Robert Frank me preguntó si podía ayudar a Luis Faurer en una sesión fotográfica de moda. Esto debió ser a principios de 1950. Fui a su estudio y aquello era una locura. Así que me fui. Luis se enfadó mucho conmigo por haberme ido y desde entonces no me habla.
  • ¿Qué opinaban ellos de su trabajo en color?
  • Muy pocas personas estaban al tanto de mi trabajo en color. Mi amigo Bob Weaver, ilustrador y un artista inusual, y Bárbara, Dottie y Bobbie que, de vez en cuando, venían a casa y ver mis pases de diapositivas.
  • Supongo que el pintor Richard Pousette-Oscuro fue una influencia temprana, al igual que Henri Cartier-Bresson. ¿Cómo influyeron sus trabajos en el de usted?
  • La mayoría de mis amigos eran pintores. Yo conocía realmente a muy pocos fotógrafos, aparte de Ray y Diane Whitlin que, me temo, no se conocen hoy en día. Richard Pousette-Dart era amigo mío. Me gustaba su trabajo pero estaba en un área totalmente diferente. Había un elemento de pictorialismo en su obra. Le gustaba la ampliación, el blanqueo y la manipulación. Yo creo que realmente no fui influenciado por nadie. Creo que lo mejor es dejar en otras manos el estudio para determinar quién influyó en mí. Yo admiraba a muchos fotógrafos pero, por alguna razón, llegué a un punto de vista propio.

Harlem, 1960

  • ¿Su familia y su educación le afectaron en su decisión de ser un artista?
  • No, no lo hicieron. Mi madre pensaba que yo podría llegar ser rabino."¿Quién sabe?", decía. Mi padre pensaba que la fotografía era un trabajo de maleantes. Mi familia estaba muy descontenta con mi idea de ser fotógrafo. No era eso lo que querían para mí pero no quiero hablar de esto.
  • ¿Sigue pintando?
  • Sí, pinto desde entonces. Tengo la mayor colección de "Saúl Leiters" del mundo. Tengo unos cuantos miles y muchos necesitan más trabajo. Necesito, al menos, diez años para terminarlos todos. [Risas] 
  • ¿Cuál fue el mayor desafío al desarrollar un estilo personal?
  • Precisamente la falta de ellos: no sentí objeciones, obstáculos, en el desarrollo de mi estilo. El estilo, si lo tengo, es sólo el resultado de trabajar. Nunca me planteé retos.
  • Hizo fotografía de moda durante muchos años para revistas como Esquire y Harper 's Bazaar. ¿Le gusta trabajar en este género?
  • En ocasiones me lo pasaba muy bien y en otras no tanto. Considero que la fotografía de moda debería tener un puesto de honor en la historia de la fotografía y que el fotógrafo no necesita excusas para practicarla. Para mí fue una manera de ganarme la vida. Tenía que pagar la factura de la luz y el alquiler y necesitaba dinero para comprar comida. 
  • ¿Fue capaz infiltrar su visión personal en sus trabajos de moda?
  • La respuesta es sí. Para mí era obvio que había una conexión entre mi trabajo de moda y mi trabajo personal. 
  • ¿Y al contrario?¿Tenían sus fotografías de moda algún efecto sobre su trabajo personal?
  • Sí, es sorprendente. Mi trabajo en la moda siempre me ha sugerido ideas para mi trabajo personal. A veces, esas ideas me persiguen. Otras veces no. 
  • ¿Por qué decidiste hacer la fotografía de calle en color cuando la inmensa mayoría de los fotógrafos preferían el blanco y negro?
  • Nunca sentí la necesidad de hacer lo que hacían los demás. No me preocupaba el hecho de que otras personas estuvieran haciendo otras cosas. 
Paseo con Soames, 1958
  • El color es, obviamente, una gran parte de su estética, sin embargo, creo que a veces oculta otros intereses. Por ejemplo, las personas en sus fotografías se han cercado, fragmentado o aislado unos de otros. ¿Ve el entorno urbano como un tipo de alienación o de aislamiento del sujeto?
  • Nunca pensé en el entorno urbano como una forma de aislamiento. Estas especulaciones las dejo a los demás. Es posible que mi trabajo represente una búsqueda de la belleza en los lugares más prosaicos y ordinarios. Uno no tiene que estar en algún lejano país de ensueño para encontrar la belleza. Se que la búsqueda de la belleza no es muy popular actualmente. La agonía, la miseria o la desgracia, sin embargo, son ahora temas muy tratados.
  • Sus imágenes son, a la vez, fluidas y discordantes. ¿Ha sido usted consciente de esto al disparar o fue, más bien, una respuesta instintiva o intuitiva a los estímulos visuales de la ciudad?
  • No, no he tenido consciencia de que mis fotos resultaban discordantes. 
  • ¿Es correcto decir que ha estado usted más interesado ​​en evocar el carácter de la gente de Nueva York que en retratar su arquitectura?
  • Yo no decidía fotografiar a ciertas personas buscando "tipos" de Nueva York. No tenía ni tengo una filosofía. Tengo una cámara. Miro a través de la cámara y tomo fotos. Mis fotografías son la parte más pequeña de todo que veo susceptible de ser fotografiado. Son fragmentos de un sinfín de posibilidades. 
  • ¿Cómo describiría el tono emocional de su trabajo a color?
  • Debo confesar que nunca he dedicado cinco segundos a pensar en el tono de mi trabajo en color. Aunque entiendo que la gente siente de manera diferente. 
  • Muchas de sus imágenes tienen una perspectiva espacial, comprimida. ¿Fue el teleobjetivo su objetivo preferido?
  • Me gustaban diferentes lentes para diferentes momentos. Soy aficionado al teleobjetivo ya que parto de la lente normal de 50 mm. Yo tenía entonces un 150 mm que me influyó mucho. Me gustaba lo que conseguía. Experimenté mucho. Muchas veces he trabajado con el objetivo disponible cuando hubiera preferido otra lente. Picasso contó que una vez quiso utilizar el verde pero como no tenía usó el rojo. La perfección no es algo que admire. [Risas]. Un toque de confusión es un elemento deseable. 

Corte de pelo, 1956

  • El achatamiento de la imagen da a su trabajo una sensación cinematográfica. Una vez más, ¿fue este un efecto buscado conscientemente?
  • No, yo no pienso las cosas. Por regla general prefiero ver qué pasa. Si tuviera que hablar de influencias diría que me influyó una exposición de libros de una editorial italiana con imágenes  de las primeras películas que se hicieron famosas. Creo que esos libros tuvieron cierta influencia en mis fotografías. Esto es cierto. Me sentía más atraído por ese tipo de cosas en relación a mi trabajo que por la obra de otros fotógrafos.
  • Tengo curiosidad por saber si se utiliza a menudo la película de color por sus resultados imprevisibles. Con las imágenes digitales la espontaneidad y la sorpresa parece haber desaparecido de la fotografía. ¿Qué piensa de esto?
  • Yo no necesito menospreciar la fotografía actual. Veo muy a menudo cosas que me gustan y admiro. Yo mismo practico la fotografía digital. Algunas personas de mi generación piensan que  el pasado fue mejor que el presente. No estoy seguro de que esto sea cierto. No quiero ser una de esas personas que dice que el mundo ha llegado a su fin.
  • La gran mayoría de sus imágenes de color son verticales. ¿Por qué? ¿Hay algo en el encuadre vertical que conduzca la mirada del espectador y que no exista en el horizontal?
  • No, solo llámame Sr. Vertical. 
  • Las imágenes verticales dan cierta sensación de ligereza, si se quiere, frente a las horizontales, que parecen tener más peso desde una perspectiva visual. Combinado esto con las perspectivas achatadas sus fotografías evocan (por lo menos espiritualmente) la pintura japonesa en rollos. ¿Fue esta otra influencia?
  • No sé si se trata de una influencia pero durante un tiempo coleccioné estampas japonesas. Las compraba en Londres. También tenía una colección de libros sobre el arte japonés. Me encanta el  arte japonés. Me encanta el trabajo de Ogata Korin y el de Tawaraya Sotatsu. 
  • ¿Hay alguna filosofía o visión que haya usted tratado de comunicar con su obra?
  • No, nunca he tratado de comunicar ningún tipo de filosofía porque no soy filósofo. Soy un fotógrafo. Eso es todo. 
  • Durante gran parte de su vida evitó públicar su trabajo en color ¿Por qué?
  • En determinado momento traté de que ciertas personas se interesasen por mi obra en color pero no les interesó. En otro momento ofrecí entregar unas copias pero se olvidaron del asunto. Finalmente me ofrecieron exhibir mi trabajo en color pero no me decidí porque, por los antecedentes, pensé que no sería un giro adecuado en mi carrera.
  • ¿Y qué le hizo cambiar de opinión para que ahora tengamos acceso a su obra en color?
  • Martin Harrison [historiador de arte y escritor-editor de Early Color] admiraba mi trabajo. Me llamó un día y quedamos. Consiguió que Ilford financiase algunas copias. Durante un tiempo trató de que la gente se interesase por mi trabajo. Se convirtió en un buen amigo y le debo mucho. Entonces Jane Livingston me incluyó en su libro Escuela de Nueva York e, inmediatamente después, me fichó Howard Greenberg para su galería. Más tarde y, tras dar mucho la lata, convenció a Martin Steidl para que publicase Early Color que pienso que tuvo una buena acogida. Y Martin pronto empezaría a trabajar en un libro sobre mis inicios en blanco y negro (Early black and whites).
El pie en 1954

  • ¿Cree usted que congenió más con el color como medio que con el blanco y negro?
  • De momento la gente conoce mejor mi obra en color que en blanco y negro. Entiendo que algunos prefieran el color pero ya veremos cuando aparezca el libro con la obra en blanco y negro. Hay una sensibilidad diferente en la obra en color respecto del blanco y negro. No quiero sugerir que mi obra en blanco y negro es inferior. Tendremos que esperar y ver. No puedo juzgar mi propio trabajo. 
  • ¿Sigue haciendo fotos?
  • Sí. A veces en color pero, sobre todo, en blanco y negro. Uso pequeñas cámaras digitales porque soy muy viejo y débil. [Risas] 
  • ¿Siente que todavía tiene cosas pendientes que comunicar?
  • No. Estoy varado y acabado pero voy a seguir de todos modos.[Risas] De una u otra manera todavía hago todo aquello que he hecho siempre.
  • ¿Se hace más fácil o más difícil crear imágenes convincentes cuando pasado el tiempo se ha acumulado una gran obra?
  • Es muy fácil. No he olvidado cómo hacer fotos. 
  • ¿Se ha acostumbrado ya a su renovada fama?
  • Yo no me sumerjo en la autocomplaciencia. Cuando, a las tres de la mañana, escuchando música japonesa o a Vivaldi, me pongo a hacer unos espaguetis y me doy cuenta de que no tengo la salsa apropiada la fama no sirve de nada. Otra manera de decirlo es que no tengo talento para el narcisismo o, también, que el espejo no es mi mejor amigo. [Risas] 
(Abril de 2009, revista COLOR. Su obra está representada por la galería Howard Greenberg, a la que me gustaría dar las gracias por proporcionar las imágenes.)
Traducido por Fernando Fortuño Citoler del blog de entrevistas de Dean Brierly Photographers Speak.


Algunas colecciones en las que se puede encontrar la obra de Saúl Leiter

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